En 2022 la escasez de alquiler ha alcanzado límites históricos
La escasez de vivenda de alquiler está suponiendo un auténtico problema en España. Tanto para arrendatarios como para las agencias. ¿Qué es lo que ha cambiado para sufrir tal escasez de oferta? Lo analizamos brevemente en nuestro blog:
La okupación: Un factor determinante para muchos propietarios
El auge de las okupaciones ha provocado mucho desaliento entre propietarios. Y con «propietarios» no nos referimos a grandes tenedores que alquilan sus pisos para enriquecerse, sino a ciudadanos de clase media que alquilaban o realquilaban sus pisos para conseguir algún ingreso extra, a parte de sus trabajos habituales. El auge de la okupación, la impunidad de la cual gozan y un sistema judicial nulo en esta cuestión, han provocado que ni siquiera veamos carteles de «se alquila» en los balcones.
Esta razón, que puede parecer exagerada a muchos, es causa directa de la fuerte bajada de la oferta. Puesto que ante el riesgo de impago y okupación que temen los propietarios, prefieren no cederlo a agencias o a personas relativamente desconocidas. Algunos directamente optan por la venta, ante la inseguridad que supone firmar un contrato de alquiler que puede terminar en papel mojado.
Aumento poblacional y escasez en grandes ciudades
En poblaciones pequeñas no se nota tanto la escasez de alquiler, puesto que de forma comarcal siempre pueden encontrarse soluciones como moverse a los pueblos o sencillamente cambiar de municipio si hay relativa posibilidad de desplazarse. En los grandes núcleos urbanos es otra historia (Barcelona, Madrid, Valencia). Puesto que la demanda en esas ciudades es tan alta que lo que simplemente ocurre, es que los precios se disparan.
Impunidad con los impagos
Otra práctica que se ha popularizado, es dejar de pagar. Esta práctica la han bautizado como «inquiokupa» o «okupa moroso». Dicho perfil fue un arrendatario en su día, el cual decide dejar de pagar o sencillamente quedarse en la vivienda una vez el contrato ha expirado, suponiendo una carga económica que puede alargarse incluso años. Especialmente popularizado en los municipios aledaños de Madrid y Barcelona (Ciudad Real, Villaverde, Vallecas, Casa de Campo, Cornellà, Hospitalet, Sant Andreu…) dichos inquilinos terminan por acumular una deuda de 30.000-40.000€ en pocos años, terminando por arruinar a los propietarios que, desesperados, imploran una solución judicial. Una solución que encuentran al cabo de meses e incluso años en los peores casos.
En poblaciones pequeñas no se nota tanto la escasez de alquiler, puesto que de forma comarcal siempre pueden encontrarse soluciones como moverse a los pueblos o sencillamente cambiar de municipio si se tiene posibilidad de desplazarse. En los grandes núcleos urbanos es otra historia (Barcelona, Madrid, Valencia). Puesto que la demanda en esas ciudades es tan alta que lo que sencillamente ocurre, es que los precios se disparan.
Impunidad con los impagos
Otra práctica que se ha popularizado, es dejar de pagar. Esta práctica la han bautizado como «inquiokupa» o «okupa moroso». Dicho perfil fue un arrendatario en su día, el cual decide dejar de pagar o sencillamente quedarse en la vivienda una vez el contrato ha expirado, suponiendo una carga económica que puede alargarse incluso años. Especialmente popularizado en los municipios aledaños de Madrid y Barcelona (Ciudad Real, Villaverde, Vallecas, Casa de Campo, Cornellà, Hospitalet, Sant Andreu…) dichos inquilinos terminan por acumular una deuda de 30.000-40.000€ en pocos años, terminando por arruinar a los propietarios que, desesperados, imploran una solución judicial. Una solución que encuentran al cabo de meses e incluso años en los peores casos.
En poblaciones pequeñas no se nota tanto la escasez de alquiler, puesto que de forma comarcal siempre pueden encontrarse soluciones como moverse a los pueblos o sencillamente cambiar de municipio si se tiene posibilidad de desplazarse. En los grandes núcleos urbanos es otra historia (Barcelona, Madrid, Valencia). Puesto que la demanda en esas ciudades es tan alta que lo que sencillamente ocurre, es que los precios se disparan.
Impunidad con los impagos
Otra práctica que se ha popularizado, es dejar de pagar. Esta práctica la han bautizado como «inquiokupa» o «okupa moroso». Dicho perfil fue un arrendatario en su día, el cual decide dejar de pagar o sencillamente quedarse en la vivienda una vez el contrato ha expirado, suponiendo una carga económica que puede alargarse incluso años. Especialmente popularizado en los municipios aledaños de Madrid y Barcelona (Ciudad Real, Villaverde, Vallecas, Casa de Campo, Cornellà, Hospitalet, Sant Andreu…) dichos inquilinos terminan por acumular una deuda de 30.000-40.000€ en pocos años, terminando por arruinar a los propietarios que, desesperados, imploran una solución judicial. Una solución que encuentran al cabo de meses e incluso años en los peores casos.
El problema es una mezcla de elementos: Empezando por la falta de voluntad política de agilizar los trámites para devolver la propiedad privada a los propietarios. El mero hecho de que esto suceda no sólo es preocupante, sino que es impensable en un Estado de Derecho. Especialmente, el desprecio por la propiedad privada y especialmente hacia los propietarios, que se sienten totalmente desamparados ante la Ley. El mero hecho de que los partidos mayoritarios de Gobierno se nieguen a blindar la propiedad privada es inaudito. Y no se trata de una valoración subjetiva, sino de un hecho en comparación con nuestros vecinos Europeos, los cuales miran con distancia y perplejidad lo que aquí ocurre con la okupación.
Si juntamos todos estos elementos, tenemos una amplia mayoría política que da soporte directo a que esto ocurra. No sólo dan soporte directo, sino que hacen exactamente lo que sus votantes quieren que ocurra: Que el propietario salga perjudicado.